Las mesas estaban puestas para una cena que nunca se serviría. Dos o tres de ellas aparecían volcadas, pero las demás seguían intactas, con los vasos y la cubertería relucientes bajo los apliques de emergencia instalados en las paredes. Había algo en aquel orden que encogió el corazón de Clay. La pulcritud de las servilletas dobladas, las lamparitas sobre cada mesa. Todas ellas estaban apagadas, y tenían la sensación de que tardarían mucho tiempo en volver a encenderse.
"Cell" Stephen King
viernes, 11 de abril de 2008
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